Notas de Antropología para médicos forenses - Parte 1/4
La antropología forense se ha utilizado principalmente en casos de interés judicial, como un método de identificación de personas que permite la emisión del certificado de muerte correspondiente.
No sólo se ha utilizado la antropología forense en casos de implicación
jurídica, sino que también se ha aplicado a restos óseos con
importancia histórica, para verificar su identidad y aportar luz acerca de las condiciones en que se produjo su muerte.
Cuando el único material con el que cuenta el médico legal para emitir un dictamen es un cadáver en estado avanzado de descomposición, en reducción esquelética, calcinado o mutilado se interna en el terreno de la antropología forense.
Esta
falta de material puede darse por un desastre masivo como un terremoto,
la caída de un avión, un incendio etc., o bien, por la intención del
criminal de obstaculizar la investigación judicial.
Cierto que mutilar el cadáver puede dificultar el trabajo para
el médico legal, pero difícilmente el criminal podrá deshacerse
totalmente de pistas e indicios que le permitan al buen criminalista
continuar con la investigación.
Generalmente se conservan restos que permitirán su identificación
ulterior y, en determinadas circunstancias, proponer los mecanismos
utilizados por el victimario para perpetrar el crimen.
El médico legal, utilizando sus conocimientos de anatomía, de antropología, de odontología y
otras áreas, podrá seguir una serie de pasos, que le permitirán ir
individualizando un esqueleto, hasta obtener una identificación del
sujeto al que pertenecieron los restos óseos.
De
hecho, el gran Mijail Gerasimov,[1] quien es considerado padre de la
reconstrucción escultórica forense, antes de internarse en el complicado
mundo de los casos criminalísticos, pasó varios años de su vida
perfeccionando su técnica, estudiando casos históricos, como el del
famoso boxeador Loustalot y del Zar Iván el Terrible
Otro
estudio importante de antropología legal histórica, es el realizado por
María Elena Salas y colaboradores en 1985 [2]en el que, a partir de la
conjunción del trabajo de varios especialistas: historiadores, médicos
legales, antropólogos y arqueólogos, se logró la identificación de
varios oficiales caídos en la batalla del Molino del Rey el 8 de
septiembre de 1847.
En este breve trabajo intento explicar de forma sucinta cómo el médico, basándose en sus conocimientos, puede inferir mucha información que lleva a la detención de un criminal a partir de unos cuantos restos a los que la mayoría de la gente no le da importancia.